viernes, 9 de agosto de 2013

Para él...

Para él, que ha logrado ocupar mis pensamientos y mi corazón todo el día y a toda hora. Para él que pone una sonrisa en mi cara sencillamente por verlo; para él, porque me ha enamorado. Para DongHae.

La rutina de amarnos.

 No fue cosa del momento, fue cosa del universo. Estar ahí, parados uno frente al otro, sin habernos visto nunca y saber sencillamente así, de ese modo tan irreversible que la persona que te devuelve la mirada está tan enamorado como vos. Lo amaba, sí, en ese momento, ahora y mientras dure lo eterno o quizás más. No quiero morir, no quiero volver a nacer solo quiero quedarme aquí, con él. Amanecer cada mañana alojada en su abrazo, verlo despertar y buscarme con la mirada como si cerrar los ojos para dormir fuera una obligación a la que no puede negarse pero a la que desobedecería con tal de verme todo el tiempo; abre los ojos y me busca impaciente y me sonríe y me abraza más fuerte y antes de decir ‘buen día’ me dice ‘te amo’. Y yo lo amo y me vuelvo parte de él porque yo soy él y él soy yo. Durante el día nos cuesta separarnos, nos resulta doloroso alejarnos, no vernos, no tocarnos, no hablarnos, pero sabemos que siempre estamos pensándonos. Y llega la noche y nos veneramos, y yo beso, beso y beso su piel recorriendo aquel tatuaje que cubre ambos pectorales con un ángel abriendo sus alas, es él, mi ángel. Y él me acaricia con sus manos, con sus piernas,con sus alas, con su alma. Y así es nuestra rutina de amarnos cada día. Inspirado en DongHae.